martes, 10 de abril de 2012

El escenario de las Lentejuelas Parte I

El escenario de las lentejuelas 



Parte I







Se preparaban en el camarín
una luciérnaga y un saltarín
mientras se devoraban el festín
ensayaban lo que iban a decir


Ya el público comenzaba a sentarse
amontonados quieren acomodarse
atentos a cualquier sonido que los alarme
atentos a encender cualquier pelambre


En penumbras se siente la incomodidad
piernas y manos se juntan al sudar
ya el escenario se empieza a preparar
para aquel duelo que la historia observará


Primer acto y se enciende la luz
las dos estrellas en un escenario común
uno vestido de rojo, otro vestido de azul
ambos cargan con la misma cruz


¿Hasta cuando se fuerza el letargo?
¿Por qué el artista abandona los hallazgos?
¿Quién al dinero nos ha acostumbrado?
¿Cuando aprendimos que la verdad es un pedazo?






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domingo, 4 de marzo de 2012

La Bendición

Bendición

Vivíamos de las ganas
cuando el loto florecía,
y aquel pétalo blanco rozaba tu cara
y las joyas te bañaban el alma,
una sola pluma al alba.

Purificábamos el habla
con un amable palabra,
mi mente sin avidez ni sosiego
comprendía a quien tanto odiaba,
si fue criado en la batalla.

Que el amor,
que amar,
que vivir,
que existir,

No es más que observar el rondar del río,
que nos habla de un mantra que le cantó.
Que si estamos acá es para interpretar,
dejar de pensar y recordar
que una hoja marchita también contiene libertad.

Sabiendo incomunicar hasta la ignorancia,
se iluminaba y aclaraba hasta perder la razón,
íbamos con la tranquilidad de la sabia sencillez
que un monje en mis sueños me hablo de bondad,
sin límites para dar.

Caminábamos por mi corazón
alegres de abandonar el cielo,
estando presentes en la perfección,
siendo cómplices de existir,
mi cómplice de vivir.

Que el amor,
que amar,
que vivir,
que existir,

No es mas que escuchar
el callar de un niño que nos enseña de reír. 
Que si estamos acá es para dejar de pensar,
y ponernos a sentir, que una hoja marchita también se puede amar.




Pirincho






"El camino no está en el cielo, el camino está en el corazón" Budha.

Historia

Hoy mirando a la gente como pasaba por calle me acordé de esta historia:

Cuenta una historia tibetana, que un día un viejo sabio preguntó a sus seguidores lo siguiente:

- ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?

Los hombres pensaron unos momentos:

- Porque perdemos la calma –dijo uno– por eso gritamos.

- Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? –preguntó el sabio– ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio.

Finalmente él explicó:

- Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.

Luego el sabio preguntó:

- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se gritan, sino que se hablan suavemente ¿Por qué? Sus corazones están muy cerca.

La distancia entre ellos es muy pequeña.
El sabio continuó: – Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.
Luego dijo:

- Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, de otro modo llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.





Extraño

algo cortito para retomar la senda de lanzar al aire lo que antes anidaba en mi corazón ... que se lo apodere la existencia ...


Extraño

Extraño,
bien extraño es el amor, aquel que profesamos.
esperamos aquel regalo pero caminamos sin mirarnos.

Matando,
Matando ilusiones que se van, 
como corre un río libre,
sin frenar, hablando, escuchando, llorando.

Extraña,
extraña la felicidad de aquel humano,
tanta luz dentro y fuera de la existencia,
y ahí va, pensando con las entrañas.

Es como si no quisieran ver,
los días que la madre llora cuando él,
el se quiere creer que el tiempo no ha pasado por el, Él.
Pero callar la brisa del presente no es sino un gasto inútil de fuerza,
es como girar un timón y esperar que sin viento cambie de dirección.
Embriagarnos en el juego del Samsara, la pasión con la que amamos,
la pasión con la que entregamos nada de amor.
Olvidamos que en cada instante existe verdad,
callamos aquella brisa que tanto deberíamos amar,
olvidamos la estructura del presente, ni siquiera regresamos.

Extraño,
bastante extraño hacer tantos gestos en vano,
como si por hablar o articular mi cuerpo me fuera agradecido,
como si separarnos nos devolviera la condición de Unidad con la Existencia.
Matamos,
y vamos matando con la materia escapar,
aquel extraño,
extraño que mirar lo que hay que pisar, sin pisarlo.
Humano,
humano demasiado que pensar,
demasiado humano.

No quiero ver volando la hoja marchita y situarme en el futuro planificando mi muerte.
Me quiero caer y sanar, desprenderme de lo que hay que desprender.
Suena tan fácil, y es tan fácil, ser cómplice con lo extraño,
es bastante extraño.



PIRINCHO

04/03/2011