domingo, 4 de marzo de 2012

La Bendición

Bendición

Vivíamos de las ganas
cuando el loto florecía,
y aquel pétalo blanco rozaba tu cara
y las joyas te bañaban el alma,
una sola pluma al alba.

Purificábamos el habla
con un amable palabra,
mi mente sin avidez ni sosiego
comprendía a quien tanto odiaba,
si fue criado en la batalla.

Que el amor,
que amar,
que vivir,
que existir,

No es más que observar el rondar del río,
que nos habla de un mantra que le cantó.
Que si estamos acá es para interpretar,
dejar de pensar y recordar
que una hoja marchita también contiene libertad.

Sabiendo incomunicar hasta la ignorancia,
se iluminaba y aclaraba hasta perder la razón,
íbamos con la tranquilidad de la sabia sencillez
que un monje en mis sueños me hablo de bondad,
sin límites para dar.

Caminábamos por mi corazón
alegres de abandonar el cielo,
estando presentes en la perfección,
siendo cómplices de existir,
mi cómplice de vivir.

Que el amor,
que amar,
que vivir,
que existir,

No es mas que escuchar
el callar de un niño que nos enseña de reír. 
Que si estamos acá es para dejar de pensar,
y ponernos a sentir, que una hoja marchita también se puede amar.




Pirincho





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